miércoles, 23 de julio de 2014

Un crucero por el Mediterráneo Oriental

          Llegó junio y con él las vacaciones, esa primera semana para desconectar del trabajo, del invierno, de la rutina diaria. Este año nos decidimos por un crucero, el primero que hemos hecho, como no han dejado de recordarnos la gente con la que coincidimos en el barco. A nosotras nos pareció de maravilla; la comida, la atención... Algún fallo que otro, pero eso es normal; sin embargo, los otros pasajeros con los que hablábamos no opinaban lo mismo;  claro "como es el primero que hacéis"  era lo que siempre nos decían. En fin, opiniones para todo. A mi me gustó, la prueba el montón de fotos que hice; tantas... que era casi "misión imposible" decidir las que voy a subir al blog.

          El día 2 emprendimos el viaje en bus hasta el aeropuerto, con tiempo suficiente para desayunar,  llegar y buscar la terminal sin prisas. Nuestro avión salía en dirección a Estambul a las 12 de la mañana; al final salimos con una hora de retraso, más la hora de adelanto que hay allí, más la hora que estuvimos en la aduana, más la hora (al menos eso me pareció a mí) que tuvimos que espera por los que iban sin visado... embarcamos a las 8 de la noche, justo para llegar a cenar, ver la actuación y deshacer las maletas.

             Nuestro primer contacto con Estambul fue desde el aire...















Abajo, el barco donde realizaríamos el crucero
           
           Algunas imágenes sacadas en el barco durante los 7 días que estuvimos en él.

Las actuaciones



El teatro













La cubierta
Los desembarcos

El tiempo libre (que alguno había)














Los detalles
espera, que hacemos una foto

















Puesta de Sol desde el barco

               El día 3 salimos a conocer un "poquito" de Estambul,  porque no había tiempo para más. Visitamos la  mezquita azul con sus impresionantes cúpulas y semi cúpulas, el patio, los 6 altos minaretes, antes de entrar estuvimos paseando por el hipódromo, admirando la fuente alemana, la columna serpentina el obelisco de Teodosio...














Columna Serpentina
Obelisco de Teodosio





















patio de la Mezquita Azul






                  Nuestra próxima parada  la  cisterna. Es como un "palacio subterráneo", data del siglo VI y está soportado por 336 columnas corintias. Este depósito de cisternas son las más grandes y magníficas cubiertas de Estambul, fue construido para suministrar agua al complejo del palacio cercano.  El techo de este bosque de columnas es de ladrillo y tiene una bóveda de crucería.




































                       Finalmente visitamos Santa Sofía. Después de haber visto la mezquita azul,  desde afuera parece sencilla, pero entrar dentro fue una experiencia inolvidable. Pieza esencial de la arquitectura bizantina es considerada la octava maravilla del mundo. Fue creada en el año 360 antes de Cristo, más tarde convertida en mezquita cuando los otomanos conquistaron la ciudad, actualmente es un museo.




























































                           Regresamos al barco sobre las 2 de la tarde justo para comer y zarpar. Navegamos toda la tarde, la noche y la mañana del día 4, llegando a Míkonos a la hora de la comida. Por la tarde nos acercaron a tierra. El día estaba nublado y no pudimos apreciar el azul del cielo, aun así recorrimos la isla en un autobús; pudimos contemplar una bonita vista de la isla de Delos. En la mitología clásica se dice que había sido una isla flotante, pero Zeus la fijó para establecer en ella a Leto, perseguida por Hera, allí nacieron Apolo y Artemisa.











Isla de Delos al fondo













              Más tarde nos acercamos al pueblo de Ano Mera, donde "no visitamos" el monasterio de Panagia Tourliani construido en 1542, aunque sí pudimos admirarlo por fuera. Cenamos en una típica taberna griega y ya de noche, pudimos pasear un poco por la calles de Míkonos antes de embarcar y seguir navegando rumbo a nuestra próxima isla.


Monasterio de Panagia Tourliani




Calle de Míkonos

          Zarpamos sobre las 9 de la noche y llegamos a Santorini a las 9 de la mañana del día 5 de junio. Nos acercamos al puerto de Athinios en una lancha motora para seguir, en autobús, hasta el pueblo de Oia en el extremo septentrional de la costa de la isla y a lo largo de la "Caldera", típica formación rocosa que rodea completamente Santorini cayendo en picado sobre el mar.

          Para describir Oia, no encuentro palabras, solo os dejo las imágenes que me enamoraron.












                          













































fuerte veneciano en Oia

                          Después de disfrutar de maravillosos paisajes, nos acercamos a Thera, centro principal de la isla, desde donde se puede apreciar la caldera y las cercanas islas de Folegandros y Sikinos, así como del famoso volcán actualmente inactivo. Más tarde descendimos en el teleférico.


Otra forma de llegar a Thera







                                 


































           Salimos de puerto a la hora de la comida y navegamos tarde y noche para llegar el  día 6 al puerto a Argostoli en Cefalonia, la última isla griega de nuestra ruta. En la excursión de ese día nos fuimos al Lago Melissani, un lago subterráneo. De camino al lago paramos para admirar la Playa de Antisamos en Sami, donde se rodó la película " La mandolina del capitán Coreli" . Luego visitamos el Monasterio de S. Gerasimo, patrón de la Isla para terminar con una cata del vino de Robola.















Lago Melissani


Monasterio S. Gerasimo




















Playa de Antisamos (Sami) pueblo de Assos al fondo


                       Salimos con dos horas de retraso del puerto por un problema con la excursión a Assos, pero eso no impidió que llegásemos en hora el día 7 a Dubrovnik (Croacia).

                        Visitamos el pueblecito de Cavtat situado en la parte meridional de la bahía de Zupa a unos 20 km. al suroeste de Dubrovnik, donde aparte de callejear y meter los pies en el mar (solo yo) pudimos tomar un café tranquilas y relajadas.




































 
               Regresamos a Dubrovnik por la costa, pudiendo apreciar la fortaleza de S. Laurencio, una vez en la ciudad recorrimos el Stradum o calle principal, visitamos la catedral, el palacio del Rector y callejeamos a nuestro libre albedrío hasta el momento de coger el autobús para regresar al barco.





















                   Tornamos al barco sobre las 2 de la tarde para dirigirnos  hacía "La Serenisima" donde llegamos el día 8 a la hora de la comida, entramos en el puerto escoltado por la policía porque había una manifestación contra la entrada de los cruceros en el puerto (nuestra vida en el barco se regía por las comidas en lugar de por hacerlo por el reloj). Abandonamos el barco sobre las cinco de la tarde camino de la isla de Murano donde vimos como se elabora el famoso vidrio de Murano.
















                                 





















                     De ahí nos acercamos a la isla de Burano,  famosa por la artesania del merletto y por el colorido de sus casas, cada familia tiene su color característico y no pueden cambiarlo a la ligera.










































                  Abandonamos Burano para acercarnos al corazón de Venecia, nos dejaron cerca de San Marcos y desde allí deambulamos por sus calles; descubrimos  pequeños canales hasta llegar al gran canal y al puente de Rialto. Nos incorporamos a los miles de turistas que llenaban la ciudad,  disfrutamos de  sus gloriosos helados, en fin, ahí quedan las imágenes que mas atrajeron al objetivo de mi cámara.







Basílica de San Giorgio Maggiore














































S. Francesco della Vigna







































El amor en el Gran Canal ...

La música en la Plaza de San Marcos...
El pecado...
La tradición...
Los sueños...


El puente de los suspiros


San Marcos





















Puente de los suspiros






























estatua de Víctor Manuel II

Atardecer en Venecia

                  Pronto se termina el día, nos queda la miel en los labios, las maletas preparadas en la puerta del camarote... El día 9 no tarda en llegar y después del desayuno dejamos atrás una semana de tenues pinceladas que se han grabado en nuestra memoria. Nos llevan  hasta el aeropuerto donde tomaremos el avión que nos dejará en Madrid y allí el tren que nos acerca a nuestra ciudad de origen. Quedan las imágenes, los recuerdos, las anécdotas, los sueños... que siempre serán patrimonio de nuestra alma.